lunes, 13 de noviembre de 2017

Supervivientes...

Hoy comienza el juicio contra los cinco hombres que se hacían llamar a sí mismos “la manada”. En las fiestas de San Fermín de 2016 acorralaron a una mujer, la encerraron en un portal, la violaron repetidamente, grabaron todo en video, se jactaron por whatsapp, le robaron el móvil a ella para que no pudiera pedir ayuda y, sin más, se fueron abandonándola en ese portal.

Recordamos hoy a esta mujer, a esta superviviente. Sabiendo que es la representante de muchas. Y con ella en mente, no podemos dejar de recordar al mismo tiempo: que las experiencias de violencia sobre el cuerpo de las mujeres sólo pueden ser explicadas en el marco de un sistema patriarcal que las ampara, permite y sostiene… es una violencia que se padece sobre nuestro cuerpo, pero en un contexto político irrenunciable; que la voz de las supervivientes ha de ser escuchada y acogida siempre: el descrédito a las supervivientes supone una reproducción de la conducta violenta; que la verbalización del trauma es un proceso que lleva un tiempo diferente para cada mujer… como dice la poeta Ijeoma Umebinyuo, la “curación viene en olas” (healing comes in waves): la verbalización y la expresión de la experiencia violenta no pueden producirse en plazos impuestos ni se puede culpar a la mujer por no compartir su experiencia o denunciarla en esos supuestos plazos; que la expresión de la violencia sufrida en espacios seguros, en grupos feministas, ofrece una experiencia de escucha, de acogida, de reconocimiento que torna en una catarsis para todas las integrantes de ese grupo… no hay que desdeñar nunca el poder del acompañamiento feminista.
La poesía feminista sobre la violencia de Sharon Olds. Otra superviviente. Otra mujer que se tuvo que re-nacer para recuperar su cuerpo y su voz.

<Ese año>
El año de la máscara de sangre, mi padre
golpeando la puerta de cristal para entrar
fue el año en que encontraron el cuerpo de ella en las colinas,
en una tumba poco profunda, desnuda, blanca como un
hongo, parcialmente descompuesta,
violada, asesinada, esa chica de mi clase.
Ese fue el año en que mi madre nos llevó
y nos escondió para que no estuviéramos allí
cuando le dijo que se fuera; para que no hubiera otra
ocasión en que nos atara por las muñecas a una silla,
o en que nos negara la comida, o en que nos
forzara a comer, la cabeza sujeta hacia atrás,
la comida bajando a la fuerza por nuestras gargantas en el restaurante,
la vergüenza del vómito de mantequilla
sobre el suéter con el pudor de los nuevos pechos.
Ese fue el año
en que empecé a sangrar,
cruzando esa frontera por la noche,
y en Estudios Sociales, llegamos por fin
a Auschwitz, en mi ignorancia
sentí como si reconociera
la cara de mi padre, la cara de un guardia
apartándose, o peor aún,
girándose hacia mi.
Las simétricas pilas de cuerpos blancos,
la forma redondeada, como de senos, de esas pilas,
el olor del humo, los perros la alambrada la
soga del hambre. Eso le había ocurrido a gente,
tan sólo unos años atrás,
en Alemania, los guardias eran protestantes
como mi padre y yo, pero en mis sueños,
cada noche, yo era una de aquellas personas
a punto de ser asesinadas. Le había ocurrido a seis millones
de personas judías, a la familia de Jesús.
Yo no estaba entre ellas, y no todos ellas
habían muerto, y había una palabra para ellas
que yo también quería, en mi ignorancia,
compartir con ellas, la palabra superviviente.

**Este poema es uno de los más conocidos de Sharon Olds; forma parte de su primer poemario Satán dice, publicado en 1980. Este libro es una oda a la rebelión contra la violencia sobre los cuerpos y la voz de las mujeres. Es una poesía sucia, hosca, desde el barro; es una poesía de la ira, que recupera experiencias concretas de violencia y humillación, pero también de reapropiación de la voz y de supervivencia. Este poemario fue publicado en castellano por Igitur (2013). Actualmente la obra de esta poeta se encuentra disponible en Bartleby, que este mismo año ha publicado La célula de oro. Sharon Olds (1942- ) es una poeta estadounidense multipremiada, representante esencial de la poesía feminista sobre el cuerpo y las violencias sobre él ejercidas; sus versos duros, de palabras punzantes e imágenes desnudas de lirismo, nos recuerdan que las violencias sobre nuestros cuerpos son experiencias individuales que sólo pueden comprenderse a través de un contexto político que las ampara y sostiene. La poesía de Olds nos recuerda la importancia de conformar una voz colectiva, una voz del desgarro y del dolor, una voz de la supervivencia.
***Puedes consultar el poema en su idioma original aquí:
http://allyourprettywords.tumblr.com/…/that-year-sharon-olds

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